Galipán se
encuentra prácticamente frente a los ojos de quienes vivimos en Caracas, en la vertiente norte de apreciado Ávila. Su gente
trabajadores de la tierra, encontraron en el servicio turístico otra forma de
dar vida a su espacio. Entre flores, la neblina y las montañas los Galipaneros
van crean su propia historia.
La comunidad de Galipán comenzó a formarse hace
unos 200 años, cuentan los galipaneros. Personas provenientes de las Islas
Canarias convirtieron a este sitio en su casa. Solo veintiún kilómetros separan
a este poblado de la convulsionada Caracas y basta solo emprender la subida a través
de la zona de cotiza y superar la parada de Los Venados para sentir como cambia
el ambiente, que no sólo se traduce en el clima, sino también en la
tranquilidad con que sus habitantes caminan sus días. Trabajan fuerte, se
inventan cosas cada día, creen en la fuerza que tiene su entorno y como esto se
traduce en energía positiva para todo aquello que emprenden. Ciertamente
Galipán está muy cerca de la capital, pero el temperamento de su comunidad
dista mucho del que tienen los capitalinos. Estos ingeniosos pobladores se las
ingenian cada día para ofrecer elementos que atraigan a los visitantes los
fines de semana.
El Pan que
Ayudan a Cocinar los Ángeles
Johan Toro cree en el cielo, el cosmos y todo
aquello que signifique gracia divina. Pero sobretodo tiene fe en aquella fuerza
superior que para él tiene el nombre de Dios. Gracias a Él asegura haber
obtenido todo lo que hoy lo hace feliz, cocina porque se siente creador cada vez que lo hace,
experimenta nuevos sabores y texturas para superarse a sí mismo. Por estos días
emprendió la aventura junto a su socia Luisa Bello de abrir una panadería en lo
alto de la montaña. Y así nació Galipán Deli un pequeño café y taller de panadería
donde explica Johan que se cocinan estas masas de harina con los elementos que
la naturaleza le provee. Sus productos saben a Galipán, porque solo tiene que
salir al jardín de su casa para tomar el romero que le servirá de sazón a uno
de sus panes. Los artesanales de Toro juegan con la menta, el orégano y su
ingrediente preferido: el cacao. “Yo digo que todo lo que es este lugar se lo
debo al pan de cacao, porque la gente lo prueba y experimenta un sabor que no
conoce pero que se le hace muy agradable”.
Mis hijos vivieron la experiencia de cocinar pan con Johan, agregaron los ingredientese n bol,mezclaron,amasaron y vieron como sus bolitas de harina subían en el horno y tomaban forma. Sus rostros se iluminaron cuando vieron sobre bandejas panes de distintas formas, tonos y sabores que sabían habén ellos ayudado a preparar. Johan sonríe porque le gusta enseñar, le gusta que quien viene a su negocio sea feliz a través de un tema tan universal como la comida.
La Dulzura
de Nela y su Chocolate
Las Montañas de Galipán están ubicadas a unos 1.700
metros de altura. Desde ellas se puede ver el verde del bosque y
desde algunos puntos el mar, su bruma y los barcos en su arribo. En cada espacio se ven las flores , la magia. Eso dice Nela Moser que fue lo que la
trajo a este paraíso. Trabajó en publicidad toda su vida y de pronto decidió
dar un cambio drástico y devolver en servicio todo lo que su carrera le había
dado. La primera tarea era establecerse y así consiguió un terreno donde
levantar su casa, que ahora formada muestra los más puros materiales de la
zona: madera, fibras materiales, barro y piedra. Este acogedor hogar es también la sede
de su taller “Pichacho” donde ella asegura todos trabajan contentos. “Aquí no
hay prisa, si algo sale mal, se vuelve a hacer, porque todo debe ser perfecto o
por lo menos acercarse a ello”. En Chocolates el Picacho se elaboran bombones
artesanales con chocolate de leche, oscuro y blanco. Nela y sus dos ayudantes,
dos jóvenes que también viven en Galipán dan rienda suelta a su imaginación
cada día ingeniándose formas de presentar los dulces y así estos se ofrecen en
cajas, bolsitas, rellenos y bautizados con particulares nombres.
La montaña le dio tanto a Nela que hasta escribió un libro. Un cuento donde una princesa recibe un regalo, una
torta de chocolate. Y allí sigue la historia entre duendes, cocineros y otros
fantásticos personajes que recorren las montañas de Galipán y otros espacios de la
geografía venezolana para encontrar el ingrediente perfecto: el cacao.
Familia
Unida
Es la imagen que se lleva quien visita Granja
Natalia, un restaurante que tiene más de 11 años escuchándose en las tierras de
Galipán. Ha pasado por transformaciones y su dueño Ángel Sánchez Medina entró y salió, y ahora nuevamente está cerca de los suyos
cocinando. Ofreciendo a los comensales su influencia francesa y tailandesa. Su
padre le ayudándole en las brasas, la madre, se siente orgullosa de sus
hombres. En Granja Natalia se pueden comer ensaladas, carnes, pollo, deliciosos
postres, una cocina muy elaborada con
aromas de jazmín, con hierbas, con nombres que solo entienden los chef, pero
hay algo que nunca falta y que siempre encanta: La Sopa Natalia. Esta es una crema
hecha a base de tomate, con zanahorias, cebollas y ajos. Almendras fileteadas
la adornan. Resulta tan familiar como el concepto que maneja este restaurante
galipanero donde se muestra el trabajo de un grupo de personas unidas por algo
más que el apellido.
La Locura más
Hermosa
Esa es la que demuestra Zoe. El encontró también su
fuente de trabajo en la montaña y de ella dice tomar la inspiración para dar
vida a su obra. El Museo de las Piedras Soñadoras es un lugar donde la gente
puede saltar, caminar, respirar y jugar como si fuera niño. Gonzalo Barrios se
hace llamar Zoe y dice haber creado el primer y único museo ecológico del
mundo. Lo formó con piedras de mar y se imaginó a la mujer como creadora de
vida cuando diseñó sus piezas. Allí el visitante debe entrar descalzo para
sentir la naturaleza desde los pies, armar esculturas con piedras, caminar sobre
ellas, sentarse a mirar el mar desde la posada. Además en cada
grupo que entre debe haber por lo menos una fémina. Zoe los guía y ayuda a “concentrar sus
energías”, según dice. No le molesta que la gente lo haya tildado de loco, pues
asegura que el tiempo le ha dado la razón e instituciones universitarias y
ministerios valoran y publican sus trabajos. Barrios adoptó esta como forma de
vida, cuando sintió que los árboles, sus hojas, la tierra que pisaba se formaba
en un solo ser con él. Asumió el estudio
de la naturaleza como universidad y comparte ahora sus conocimientos con
aquellas personas que llegan a visitarlo.
LAS
COORDENADAS
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Galipán
Deli: Espacios de Posada Miradas. Sector San Antonio de Galipán
(58)426-7977295 @GalipánDeli
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Granja
Natalia: En la vía hacia la Guaira después de la Gruta de la Virgen (58)
414-2723005 @granjanatalia
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Chocolates
Pichacho: Cercano a la Gruta de la Virgen de La Rosa Mística
(58)414-2633487 chocolates@picacho.com.ve
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Museo de
las Piedras Soñadoras: (58)416-6288874 / 416-7205653
Texto: Erika Paz
@erikapazr
@cuentosdmtierra
Fotos: Raymar Velásquez
@raymarvelasquez